Versos de la bíblia sobre
Honestidad
Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades.
Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo.
Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
Mejor es lo poco con justicia Que la muchedumbre de frutos sin derecho.
El hombre de bien tiene misericordia, y presta; Gobierna sus asuntos con juicio,
Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse.
Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.
Tus ojos miren lo recto, Y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante.
No te niegues a hacer el bien a quien es debido, Cuando tuvieres poder para hacerlo.
Los tesoros de maldad no serán de provecho; Mas la justicia libra de muerte.
Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
Hacer justicia y juicio es a Jehová Más agradable que sacrificio.
Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.
Entonces entenderás justicia, juicio Y equidad, y todo buen camino.
Los labios mentirosos son abominación a Jehová; Pero los que hacen verdad son su contentamiento.
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;
La integridad de los rectos los encaminará; Pero destruirá a los pecadores la perversidad de ellos.
Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación.